_es estar libre de disfraces y complicaciones, cualidades que garantizan el trato veraz y sin dobleces.
_La persona sencilla puede ser incauta y fácil de engañar, porque se entrega, pero el engaño, como no es real, no la puede afectar.
_La sencillez no necesita adornos ni hacer ostentación, porque es como el agua, que sin tener ni gusto, ni sabor, ni color, es igualmente necesaria. _Para ser auténtico hay que empezar por ser sencillo, no escabroso, dificultoso, arduo o peligroso, deseoso de mostrarse tal cual es, sin afectación ni ningún decorado, porque el hábito no hace al monje y el mejor atavío no nos puede decir nada de alguien, aunque esté lujosamente engalanado.
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